viernes, 26 de noviembre de 2010

ORPHAN (LA HUÉRFANA)

Atención: si vas a adoptar a una niña, procura seguir estas sencillas instrucciones:
1.- No confíes en las monjas que llevan el orfanato. Su cálida disposición oculta que han extraviado toda la información de los huerfanitos, y no sabrían decirte si el niño en cuestión es alérgico a la lactosa o a los kiwis, así es que no hablemos del peritaje de un psiquiatra infantil que advierte de profundas tendencias homicidas. 
2.- Una vez en el hospicio, no te dediques a vagabundear por áticos y pasillos a la búsqueda de la niña más freaky y rarita de todas.
3.- De entre todos los huérfanos, no elijas la que viste a la moda del siglo XIX, se adorna el cuello y las muñecas con una cinta negra y pone todo el rato cara de sospechosa.
4.- Si te empeñas en llevarte precisamente a esa, no le confíes a tu hija pequeña sorda  e impresionable como si fuera la nueva niñera, sin mantener una somera supervisión de la relación con la nueva hermanita.
5.- Si desde que ella está en casa se multiplica por mil  el riesgo de accidente, a lo mejor es el momento de reconocer que igual uno no ha atinado en la elección.
6.- Si las compañeras que se meten con ella en el cole terminan en el hospital, quizá va siendo hora de albergar alguna nebulosa sospecha y ponerse a buscar un video meritorio para youtube con la cámara del móvil.
7.- Si pillas a la criaturita en una o dos mentiras flagrantes, podría ser conveniente hacer ciertas averiguaciones en torno a su más que dudosa  y remota procedencia.
8.- Si tu marido la defiende y se pone de su parte, desconfía también de tu marido, sobre todo si éste te fue infiel con anterioridad, y encima hasta te lo confesó.
9.- Sobre todo, siempre que estés manteniendo conversaciones telefónicas comprometedoras sobre su pasado o su futuro, recela de los cientos de escondites y recovecos en los que la niña maligna pudiera estar escuchando.  Vamos, que te vayas a otra habitación a hablar por teléfono, que no es tan difícil, coño. 
10.- Por último, y antes de acusarla de psicópata enana y retorcida, procura no tener un pasado de ex-alcohólica depresiva, con tendencias suicidas y tratamiento psiquiátrico de años o no te va a creer ni Dios. 
Final memorable para una cinta que se deja ver y consigue sorprender.

lunes, 22 de noviembre de 2010

R.I.P. BERLANGA


Ha muerto el gran Berlanga, uno de esos raros autores a los que no sólo no les afecta la censura, sino que son capaces de incorporarla a su obra y hacerla trabajar en su favor.
La Vaquilla es absolutamente indigna de figurar en un blog dedicado a pelis que no son necesariamente buenas, pero quería compartir con vosotros el buen rato que pasé el otro día cuando la repusieron  en la tele a título póstumo.  
Tiene algo de fenómeno paranormal, porque por más que la haya visto mil veces, me sigo riendo como cuando la vi por primera vez. Tiene tantos momentos geniales: el torero jiñado, el cornudo, la suegra del cornudo, los almendros del cornudo, el marqués, la hermana del marqués, el alférez, el ex sacristán, el cura, la procesión, las oriundas del pueblo meando en la carreta, el barbero que tiene mil y una ocasiones de convertirse en héroe, el tonto del pueblo, la madame... que no sabría con cuál quedarme. 
Olé Berlanga.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

NIGHT OF THE DEMONS (LA NOCHE DE LOS DEMONIOS)


Película muy recomendable para todos aquellos repartidores de pizza que un día, al ir a entregar el pedido a una Clínica de Criogenia, se caigan desprevenidamente en una cápsula de congelación y despierten unos milenios más tarde, de forma que puedan mostrar a los Morlocks o a los robots dobladores, o cualesquiera cosa que se encuentren, cómo se lo montaba la juventud de su tiempo en la Noche de Halloween.
Como la edad del grupo protagonista está ligeramente por encima de los tiernos días de instituto, la película, sin renunciar a las narrativas propias del cine de secundaria, sube un grado en la proporción de sexo,  drogas y el rock & roll.  Por lo demás, otro soporífero ejemplo de las cimas a las que es capaz de llegar el arte del maquillaje diabólico y sus pelucas con cuernos a juego.

jueves, 21 de octubre de 2010

BURIED (ENTERRADO)


El realizador Rodrigo Cortés debió pensar: la buena noticia es que puedo hacer una película con un actor, un móvil y un mechero. El escenario es un ataúd, y el único secundario un reptil. La mala noticia es que tengo que conseguir que los espectadores no se aburran como monas asistiendo a los pataleos de un tío dentro de una caja.
El civil Paul Conroy ha sido secuestrado en Irak y enterrado vivo en las arenas del desierto. Si el gobierno norteamericano no paga 5 millones de dólares por su liberación, se le acabará el aire en 90 minutos. El móvil escaso de batería que le han dejado los terroristas es su único vínculo con el mundo. A través de él Conroy intenta dar cuenta de su situación, lograr que le rescaten y despedirse de su esposa. También graba vídeos para que los terroristas los cuelguen en Youtube, e intenta razonar con ellos y explicarles que él no es más que un ciudadano corriente, y que alberga serias dudas en lo que respecta a que su gobierno se gaste cinco kilos en él.
Y pronto sospechamos que tiene toda la razón.
Las conversaciones telefónicas se suceden como un canto a la incompetencia y deshumanización del sistema occidental, y en general encuentro bastante verosímil su desarrollo, con excepción de una: la llamada que le hace a Conroy el director de su empresa para asegurarse de que quede grabado que él ya no trabaja para ellos desde esa misma mañana, en que fue despedido en cláusula poco menos que postmortem y a los efectos de que su familia no pueda reclamar indeminización alguna. El motivo alegado no es otro que la sospecha de que Conroy mantenía relaciones con una compi del curro, cosa que asombrosamente estaba requeteprohibida.
Encuentro inverosímil este pretexto por dos razones:
1.- Una razón tan peregrina para despedir a alguien escandalizaría incluso a un sindicato local. Pero, ¿es que estamos locos? Si la gente ya no puede ni enrollarse en el trabajo, la mitad de la humanidad no follaría, por no hablar de la pérdida de sentido de instituciones sagradas como la cena de Navidad o las cañas a la salida del currele. Además, una prohibición de tal índole sólo serviría para elevar por las nubes el sex-appeal de Manolo el oficinista y Pilar la secretaria, convirtiéndolos en oscuros objetos de deseo entre sí.
2.- Por más crítico que se quiera ser con la sociedad a la que pertenece Conroy, intención que honra al realizador y que por otra parte tampoco precisa de mucha insistencia por su parte para convencernos, coincidiréis en que llamar a un tipo que está enterrado en un ataúd  en mitad del desierto  para despedirlo resulta un poquito excesivo, incluso para la multinacional más desaprensiva.
Aparte de esta puntualización mía, que igual se puede ver contrarrestada con miles de ejemplos de empresarios insolidarios e indiferentes al sufrimiento humano, Rodrigo Cortés sale ileso de la arriesgada apuesta que constituye un reto tan difícil como éste. Construye así una película que se muestra como un tenso ejercicio de estilo capaz de eclipsar producciones con presupuestos faraónicos que sólo ocultan con fuegos de artificio su pertinaz falta de ideas. Por más minimalistas que sean el atrezzo y el planteamiento, el suspense construido en torno a una única pregunta está lo bastante bien medido como para suscitar la interrogación clave en los espectadores: ¿Podrá escapar el civil Paul Conray de su entierro prematuro? 

miércoles, 20 de octubre de 2010

EL REGRESO


Sarah Michelle Gellar, Buffy Cazavampiros para todos, sufre toda la película de desorientación y vértigos, sin que ella misma se explique por qué experimenta repentinas visiones con un tío en mono de mecánico que la llama "preciosa" sin cesar. Cabría pensar que tal vez Gellar había tenido un desliz poco decoroso y que su consciente habría corrido un tupido velo sobre el episodio. Sin embargo, a lo que parece la cosa es más seria, porque hay también implicada una mujer asesinada, un hombre inocente acusado injustamente, y los borrosos recuerdos de la niña que fue Gellar, extrañamente distanciada de su padre a partir de un accidente de tráfico.
La intriga está bien planteada y es lo bastante sugerente como para que plantee una incertidumbre que finalmente se resuelve de forma hasta cierto punto previsible. Si bien es con mucho una película bastante digna, echo de menos que se confiase más en el espectador, y en lugar de machacar lo que caracteriza a los personajes de forma harto reduccionista, se dejase abierto el camino de la insinuación, que siempre proporciona mayor textura y riqueza que la mera repetición en torno a ciertos tics. Por otra parte, aunque no podría decirse, en mi opinión, que esta peli sea mala, tampoco podría decirse que sea buena porque hay algo que falla por alguna parte y que no sé lo que es exactamente. La cosa se termina resolviendo en indiferencia. Cuando llega el desenlace y por fin se aclara todo te dices:"Ah, pues vale."
Y te importa literalmente un pimiento. Así es que yo diría que quizá sea un problema de exceso de sosez. A veces soluciones inverosímiles hasta el enarcamiento de cejas por lo menos te permiten conservar el recuerdo del film hasta llegarte al cubo de reciclaje a tirar la lata vacía de cola.

miércoles, 6 de octubre de 2010

ATRACCIÓN DIABÓLICA (MONKEY SHINES)


En mi actual estado de postración, en el que debido a la jaqueca lo más complicado que puedo ver es Bob Esponja, esta peli viejuna me ha resultado de lo más entretenida.
La cosa comienza mostrando la vida perfecta de un estudiante de derecho, guapo, deportista y con novia. Esta vida tan ideal se verá truncada en menos que canta un gallo. Una mañana que el estudiante ha madrugado para correr por la calle con una mochila de ladrillos a la espalda, se da de bruces contra un camión de ocho ejes. Los ladrillos saltan por los aires y se estrellan contra el suelo en una metáfora de lo que le está ocurriendo a su espalda.
A continuación, la suerte parece esquivarle como a un apestado: le opera un tipo más que dudoso, que aprovecha su paraplejia para levantarle a la novia. El pobre se queda solo en el mundo, accionando su silla de ruedas con una pajita y sintiendo taquicardias cada vez que ve aparecer a su madre con las maletas amenazando con  quedarse a cuidarle para siempre.
Afortunadamente tiene un amigo científico, un tipo que investiga bajo los efectos de las anfetaminas y otros estimulantes y permanentes tensiones en su departamento, y que tal vez por eso está dispuesto a pasarse la ética profesional un poco por el forro. El objetivo de sus experimentos no queda del todo claro, pero lo cierto es que ha descubierto que rallando un cerebro humano en una solución de isoflavonas de soja e hidrocarburos e inyectándoselo a una mona capuchina de inteligencia simiesca media, ésta experimenta un incremento espectacular en su CI. Acto seguido encuentra a una atractiva entrenadora de monos que ayudan a discapacitados, y le endosa al espécimen para que lo adiestre en cuidar a su amigo. Resultado: la mona pronto desplaza a la enfermera en sus cuidados, le lleva y le trae cosas, le da de comer, lo atiende, lo peina y hasta comienza tener un prometedor futuro en el mundo de las leyes.
Pero pronto queda claro que Ella está sintiendo algo más que una empatía profesional hacia su guapo y atlético paciente.  Se lo queda mirando con sus ojos simiescos entornados de ternura, y hasta le pone una cinta en el radio-casette y le echa sus bracitos al cuello para marcarse un baile agarrados. Él al principio le ríe las gracias, pero cuando comienza a desaparecer todo el que le toca tangencialmente los cojones, empieza a preocuparse. Una noche que Ella sale con una caja de cerillas que parece una caja de zapatos entre sus diminutas manitas, nuestro prota se empieza a mosquear. Al día siguiente se entera de que se ha organizado una barbacoa en la cabaña  de madera altamente combustible en la que su ex médico y su ex novia se habían recluido para pasar el finde. El tipo culpa a la mona, que se ve obligada a escapar.
Ah, pero volverá. No sólo está enamorada, sino que además está celosa, porque resulta que su ex cuidadora se ha pegado como una lapa al discapacitado, ahora que los médicos le han dicho que su paraplejia es reversible y que en cualquier momento puede echar a andar. Como además es guapa y rubia como el prota, los dos pegan y es lógico y estético que terminen juntos. Esa circunstancia termina de cabrear a Ella.
Me acuerdo ahora de otra historia de monos: en  Informe para una academia, el cuento corto de Kafka, el mono Peter el Rojo es apresado y enjaulado en un angosto cajón, donde no hará otra cosa que chillar aterrorizado. Al cabo comprende que en su nueva vida la identidad animal representa ser esclavo y estar confinado en una jaula, y decide que es mejor convertirse en ser humano. Un miembro de la tripulación se compadece de sus esfuerzos por convertirse en hombre y le enseña humanidad a través de la tortura. Ella tal vez ha llegado a las mismas conclusiones que Peter el Rojo: ser humano representa ser libre en el sistema de los que dominan. Y lo ha intentado a través del amor. Pero desde luego que los demás no se lo van a permitir. Furiosa, Ella no está dispuesta a ser ninguneada ni a renunciar por extensión a su cualidad humana de hacer el mal (algo suponemos que desconocido en la sociedad de los capuchinos)
A continuación, y aprovechando las ansias de venganza de Ella, se van citando en la casa todos los secundarios que han rulado por la peli. La  una que se mete en la bañera, el otro que se deja un montón de inyecciones paralizantes por ahí tiradas, y Ella que lo tiene claro: “o conmigo o con nadie.”
Llegado el momento de la refriega final, me alegro de nunca me haya dado por la interpretación. Es bochornoso ver a un hombre adulto de estatura normal luchando a brazo partido con un peluche de 30 centímetros colgado del cuello, mientras se golpean contra las paredes y van derribando todos los muebles de la casa. Las cosas que tienen que hacer los pobres actores… y si no que se lo pregunten a las valientes protagonistas del Ciempiés Humano, que seguro que acudían cada mañana al set temerosas de lo que hubieran comido el día anterior sus compañeros de rodaje. Tomemos a los actores y actrices españoles, por ejemplo. A veces, por exigencias del guión, incluso se ven obligados a sostener una pistola, e invariablemente lo hacen con tan poco credibilidad y convicción, que yo he llegado a la conclusión de que lo que pasa es que no se fían un pelo de los responsables del atrezzo, y están esperando a dispararse un balazo en un pie en cualquier momento.

viernes, 10 de septiembre de 2010

UNREST


Vi esta película en la única compañía de un ambientador programable que emitía su fatal descarga cada nueve minutos con un siseo asmático, provocando contracciones involuntarias en todos mis órganos. Así es que no voy a ser del todo imparcial, porque esta peli sí me dio miedo, aunque quizá se deba a los sustos que me daba el ambientador  y no a una realización eficiente en torno a un guión plagado de incoherencias.
Por si a alguien le interesa el dato, este film se publicita a sí mismo como la primera película que utiliza cadáveres auténticos. Sus comienzos son más que prometedores. La acción se desarrolla en torno a las experiencias de unos estudiantes de medicina ante sus primeros contactos con fiambres, situación que resume un montón de tópicos y mitos de los cuales todos hemos oído hablar. El tratamiento de la protagonista es especialmente atractivo. La pequeña estudiante parece la más vulnerable una vez confrontada a los  horrores de la muerte. Sin embargo, a medida que se desarrolla la acción, dará pruebas de un coraje y decisión que ya quisieran para sí sus compañeros en apariencia más valientes. Con ecos de Re-animator, y sobre todo Línea mortal, los estudiantes van penetrando en los misterios del más allá a partir del contacto con un cadáver en particular, el de una mujer que guarda un terrible secreto.
Así las cosas, pasada la primera media hora aproximadamente, la peli empieza a decaer rápidamente. Dando por supuestas muchas asunciones en torno al más allá como si fueran la piedra angular de un sistema contrastado y compartido por los espectadores, el argumento comienza a enrocarse sobre sí mismo, volviéndose cada vez más circular. La muerta está maldita. Todo el que entra en contacto con ella muere acto seguido. Entre apagones y visiones terroríficas del depósito de cadáveres nos enteramos de que la mujer era una psiquiatra-prostituta que llevaba a cabo una investigación sobre un culto azteca. Curiosamente, esta investigación transcurría en Brasil. No sé si es un fallo de la traducción o una pifia del guión, pero para el caso igual se podía haber puesto a investigar a los aztecas en la feria del Rocío.
En fin. Pasemos por alto también la temeraria exposición a los gérmenes y a los agentes de la putrefacción de los estudiantes, a los que no se les suministra ni una mala mascarilla. Quedémonos con la escena del tanque de formol, que además del comienzo y del personaje protagonista, me parece lo mejor de la película. Imaginad un tanque lleno de cadáveres flotando y que tenéis que bucear en él buscando desesperadamente el cuerpo de una mujer muerta. Tengo mis reservas sobre si las mucosas y otros puntos sensibles de la anatomía humana pueden entrar en contacto tan alegremente con un producto conservante como el formol, pero lo cierto es que la escena causa un gran desasosiego. Lo sobrenatural aquí es lo de menos; sólo pensar en rozar con el dedo tangencialmente un cuerpo muerto ya es bastante malo, así es que imaginaos aguantando la respiración para sumergíos en una piscina repleta de cuerpos hinchados, e ir apartando cadáveres buscando uno en concreto...En efecto, es el momento de que el ambientador diga la última palabra....

jueves, 9 de septiembre de 2010

DESIERTO MALDITO (THIRST)


Pues si los de la entrada 4 o 5 tenían hambre (ver Hunger), éstos tienen sed. Un fotógrafo de modas que no ha visto en su vida una brújula decide llevarse a una pareja de amigos y a su nueva y neumática amiga a hacer fotos a un rincón inexplorado del Valle de la Muerte. Está tan emocionado por el hecho de usar como fondo de la modelo un terreno virgen, que la esposa del amigo, aunque no las tiene todas consigo, no se atreve a quitarle la ilusión. Como casualmente es estudiante de medicina, se lleva un tocho para ver si repasa algo en pleno desierto de Mojave.
Los cuatro pardillos se internan, pues, en una de las zonas más inhóspitas del planeta con un paquete de chicles y un par de litros de agua. Huelga decir que en seguida se les cruza un lobo; el fotógrafo, que está cachas de gimnasio y cultiva una expresión de aturdimiento, pega un volantazo y se salen de la carretera; dan tres vueltas de campana y terminan maltrechos y desorientados en medio de ninguna parte. La modelo por lo pronto tiene conmoción cerebral, y la estudiante de medicina tiene que practicarle un agujero en el cráneo para aliviarle la presión (mientras lee las instrucciones en el libro que afortunadamente se ha traído con ella). En el entreacto el marido se va a explorar y se pierde. Cuando vuelve la modelo ha muerto. Los tres supervivientes, a los que nadie espera en ninguna parte, deciden moverse. El cachas dice que para un lado, la empollona para otro. Gana la empollona que para eso ha tenido razón hasta el momento. 
Echan a andar.  El sol pega de lo lindo. Nos enteramos de que la pobre mujer, además, está embarazada. Venga a andar. Venga sol abrasador. Se termina el agua. Los persigue el lobo. Creo que el lobo, ahora que lo pienso, simboliza la muerte. Temperatura extrema y mucho paisaje árido. Anda que te anda por el  interminable Valle de la Muerte. Van cayendo uno a uno. Al final, la clave para sobrevivir está de forma genérica en el sacrificio personal y de forma particular en el relleno de las prótesis mamarias.

lunes, 6 de septiembre de 2010

UNA PROPOSICIÓN INDECENTE


Éste es un clásico de la ciencia-ficción que a menudo encontramos clasificado por error en la sección de "Romance" o incluso "Drama." Es una película bastante interesante, en primer lugar, porque nos previene eficazmente contra los riesgos de la irrealidad. Los protagonistas, Demi y Woody, viven una historia de amor tan romántica y emotiva que acaban de alguna forma insensibilizados a todo lo que les rodea. En esta falta de realidad se incluye la ocurrencia de narrar la película a dos voces, doble primera persona que potencia y multiplica la sensación de que ambos personajes son inasequibles al ridículo.
Como decía, al amor opalescente de esta pareja encantadora sólo lo oscurece el hecho de estar más tiesos que la mojama, a pesar de ser él arquitecto y ella trabajar en una inmobiliaria. Siempre cortos de fondos, no terminan de conseguir liquidez para construir la casa de sus sueños, que acaba siendo seriamente amenazada por la impaciencia de los bancos. A este respecto hay una escena muy conmovedora en la que Demi le pregunta a su abogado qué les pueden hacer los bancos si no pagan las letras. El abogado es un ser grosero y se lo explica, y la burbuja dorada de su amor empieza a tambalearse. La única salida que se les ocurre para pagar todo lo que deben y que no les embarguen su propiedad a medio construir es irse a Las Vegas a ver si ganan 50.000 dólares. Una vez allí, Demi conoce a un multimillonario en una tienda mientras roba bombones y fantasea con los vestidos que no puede comprarse. El multimillonario resulta ser un tipo rumboso y vividor, con cantidad de tiempo libre y crédito en el casino, y aunque algo ajado, todo el mundo puede reconocer al mismísimo Robert Redford bajo su traje de etiqueta.
La pareja, claro está, pierde hasta la gorra en la ruleta. Entonces el magnate les ofrece su hospitalidad, y en una partida de billar deja caer, como quien no quiere la cosa, que todo el mundo está a la venta. La pareja, alarmada, se opone a esta concepción brutalmente materialista de un mundo que hasta ahora ha transcurrido en la quinta dimensión por lo menos. Él insiste, primero porque es más viejo, y segundo porque le tiene echado el ojo a Demi desde lo de la tienda y los bombones. Le dice al marido con toda cortesía que le afloja un millón de dólares por pasar una noche con su mujer. La pareja, escandalizada, huye de la escena, pero luego se les ve royendo la almohada a la manera de Homer Simpson. Están rumiando si una noche en realidad quiere decir 15 minutos en el tiempo de los sexagenarios millonarios o si quizá es incluso menos. 
El caso es que un millón de dólares es un millón de dólares, y la pararealidad de Demi y Woody se ha visto bastante comprometida tras esta inocente propuesta. La mayoría de los mortales en la realidad terrestre sugeriría un dos por uno, ofreciendo las posaderas del marido en el lote, pero éstos dos se hacen de rogar y se alejan por unas horas a Andrómeda a seguir libando ambrosía con los unicornios encantados. Pero las deudas acechan y al final ella acepta autoinmolarse. Se va horrendamente ataviada a su cita para evidenciar el disgusto que le provoca la sordidez del trato. Woody se queda cabizbajo y entregado a oscuras cavilaciones. Algo chungo debe pensar, porque de súbito se arrepiente y sube corriendo como un loco a recuperar a su mujer, pero para entonces el magnate lleno de recursos se la ha levantado en un helicóptero  a un yate donde todo está preparado para el sacrificio de la manera más romántica y empalagosa posible.
De vuelta al mundo de las campanillas, el marido resulta ser uno de esos tipos a los que no les mola un pelo que le metan la mano en el plato de comida. Se enfurruña y pasa una serie de episodios de celos bastante dramáticos, hasta el punto de que Demi decide huir, no sin renunciar puntillosamente al millón de dólares que se había ganado con tanto trabajo. Él, por su parte, también prefiere la pobreza antes de tocar un solo centavo. La coyuntura le viene que ni pintada al multimillonario, que para nuestra sorpresa se dedica a cortejar a Demi persiguiéndola allí donde va, comprándole regalos y soltándole perlitas de éstas destructivas que a las mujeres nos encanta oír. Ella, nada, pasando. Se hace la dura, le evita, se pone a dar clases a inmigrantes por amor al arte, "sólo para estar ocupada." Entretanto Woody está destrozado. Mira fotos y diapos de Demi, suspira y solloza, comprende a lingotazo limpio que donde esté el amor el dinero no vale nada. La terquedad de la pareja para aferrarse a la irrealidad absoluta es lo que coloca esta obra en la estela de clásicos como Encuentros en la Tercera Fase por lo menos. 
Por un momento parece que todo va a enmendarse cuando el millonario se queda con la chica. Pero entonces Woody pone punto final a su meteórico período autodestructivo, se hace profe de arquitectura y suelta con aire de madurez infinitas sandeces ante una diapositiva del Guggenheim  NY para desmayo general de sus alumnas. Es el momento de interrumpir una subasta que frecuenta el millonario junto a Demi y pujar su millón de dólares por un hipopótamo. Ante este nuevo asalto a la pararealidad, Demi literalmente sucumbe. Que le den por el culo al viejales millonario. Donde se ponga el amor extático en fuga hacia la ultragalaxia, que se quite todo lo demás. El vejete se resigna, y se aleja caballerosamente marcándose un fox-trox...